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OTROS

ESQUEMAS

Fuera del ámbito que hemos escogido aquí encontramos otros modelos de relación que, por completitud, conviene recopilar y citar.

 

En el espectro que va desde la monogamia perpetua hasta el amor libre, tenemos un conjunto de prácticas amplio entre los que podemos encontrar, en el mundo occidental y en orden aproximado de abarcatividad:

 

Dentro de nuestro ámbito de interés también tenemos visiones que se han propuesto y que, o son simplemente otras etiquetas que encajan casi exactamente en alguno de los modelos ya recogidos, o no han alcanzado un nivel de difusión amplio. Otros sencillamente se nos habrán escapado. ¡Ayúdanos a conocerlos!

 

Entre las etiquetas que hemos identificado en este espacio semántico y de comportamiento están: La "No monogamia ética", la "No monogamia consensuada"... MÁS...

Como en el caso anterior, se trata de un esquema en el que conviven varias relaciones íntimas o sexo-afectivas bien definidas, pero aquí de manera que no hay una privilegiada explícitamente respecto a las demás. Los acuerdos entre las diferentes personas pueden ser muy diferentes, pero ninguno de estos acuerdos está supeditado a límites impuestos por una persona concreta. Esto no significa que los proyectos y vínculos sean menos sólidos ni que se excluya la posibilidad de convivencia (en pareja o en conjuntos de cardinalidad mayor de dos), de crianza o de cualquier otro rasgo de afecto, compromiso, cuidado y esfuerzo.

La preocupación y el trabajo por el bienestar de las personas amadas no es esencialmente menor ni lo es la duración de las relaciones o la satisfacción alcanzable. Simplemente, todas las relaciones íntimas son igual de valiosas, como el amor que sienten los padres por cada uno de los hijos, o los hijos hacia cada uno de los progenitores, o los hermanos entre sí, aunque puedan tener una intensidad distinta o dedicaciones temporales, afinidades, intereses y actividades diferentes.

​La Anarquía o Anarquismo Relacional propone la creación de relaciones no sometidas a un conjunto preexistente de reglas. Absolutamente todo debe ser objeto de consenso, lo cual implica el rechazo de cualquier "derecho" implícito de una persona sobre otra. Este modelo exige un importante esfuerzo de comunicación y complicidad desde el inicio.

Se diferencia, además, de los modelos anteriores por la premisa de no establecer una distinción formal entre las relaciones "íntimas" y las que no lo son. Cada relación que incluya un componente sexual o afectivo representa SIEMPRE un vínculo valioso  y no un elemento dentro de una categoría establecida por las normas sociales como por ejemplo "sólo amigos", "en una relación", "en una relación abierta", etc. o de diferenciar las relaciones en dos conjuntos: las consideradas "de pareja" y el resto (binarización). Por supuesto, no se cuestiona que la intensidad, implicación, cuidado, entrega, tiempo, etc. en unas relaciones pueda ser mayor que en otras (no así el respeto y la sinceridad, que han de ser siempre absolutos), pero se considera que la binarización normativa es algo contraproducente.

Enfoques y esquemas relacionales

Se refiere a relaciones íntimas en las que se da un vínculo sexo-afectivo principal al cual están supeditados otros vínculos. Es decir, es un tipo de "poliamor" en el que la pareja principal acumula la mayor parte de la carga emocional, de compromiso, de tiempo, incluyendo en su caso convivencia, crianza, nexos económicos o civiles, etc. A menudo, a la relación principal se le otorga el derecho de vetar, rechazar o limitar  el resto de relaciones íntimas, que se consideran secundarias (en un caso extremo, cuando sólo se permiten relaciones sexuales, sin implicación afectiva, con otras personas, estaríamos ante un modelo de pareja abierta "liberal" o "swinger"). Los acuerdos de la relación principal incluyen a veces el compromiso de renuncia o suspensión de las relaciones secundarias. Los consensos con los componentes secundarios están subordinados a los que se adoptan en la relación principal o incluso a los cambios que éstos puedan experimentar.

Es frecuente en esos contextos considerar "equlibrada" una situación en la que dos personas se vinculan como relación secundaria, teniendo cada una su propia relación principal, pero también se han descrito otras versiones estables y satisfactorias para todos.

La Teoría Queer defiende que elementos de la personalidad como la orientación y la identidad sexual son construcciones culturales y que esta construcción se impone sobre la base biológica o natural que determina el sexo. Por ello, se opone a la clasificación de las personas en clases rígidas y preconcebidas como "hombre", "mujer", "heterosexual" u "homosexual".

La idea de los Amores Queer es transversal y subraya la diversidad del amor, de las maneras de relacionarse y propone un relato sin apenas límites o márgenes, con expresiones como: "acabar con la exclusividad sobre los penes, los coños y los corazones de otras personas", "relaciones basadas en la libertad y las ganas de compartir, por la autonomía de los enamoradxs, y la ruptura con la tradicional división de roles", "Las relaciones queer no dividen a la población entre la gente con la que se folla y con la que unx se enamora, porque todo el mundo es follable y amable" o " Es más bonito amar desde el deseo y la libertad que desde el contrato monogámico y exclusivista"

Si en lugar  de poner el énfasis en una relación ancla, en varias relaciones sin conexión o en un grupo más o menos cohesionado, lo ponemos en una red de afectos que se puedan relacionar entre ellos, que se alimenten, que compartan espacios físicos y emocionales, estaríamos hablando de Redes Afectivas o Amores en Red. La metáfora es la de "crear rizomas, como campos de patatas interconectadas entre sí, con lugares de unión y zonas de tránsito, con núcleos acentrados y solidarios. El amor, en esta imagen, no es la patata: una patata por sí sola no es más que un pobre tubérculo. El amor, nuestra vida amorosa, afectiva, sexual es todo el campo, todas las relaciones que establecemos los unos con las otras, y las relaciones de todos ellos con todos los demás. Un sistema de alimentaciones multidireccionales y constantes, de cuidados compartidos, una red".

Es un modelo que recoge el concepto de cuidado colectivo, como otros enfoques grupales, pero con la capacidad de extenderse indefinidamente mediante enlaces de tipos diversos entre personas con intereses diversos, siempre con la vocación de formar una urdimbre de comunicación, atención y amor.

El Poliamor Grupal encauza también la intimidad y la afectividad hacia una expresión colectiva sin desdeñar el valor de las relaciones personales que puedan formarse y evolucionar paralelamente. Se podría considerar una variante de los Amores en Red en la que se valora especialmente la propuesta de un espacio común donde relacionarse afectivamente. Los encuentros pueden darse con mayor o menor frecuencia y duración y, como caso particular, pueden suponer incluso la convivencia cotidiana.

Las prácticas pueden ser más o menos íntimas desde el punto de vista emocional, sensual e incluso sexual, y un relato recurrente es el de que se percibe una forma especial de conexión con el resto de las personas, como grupo, cuando la afinidad en la red es alta. El vínculo grupal suele expresarse con una lógica muy diferente a los lazos de pareja, incluso a aquéllos no exclusivos. En algunos casos resulta una experiencia que puede mantenerse en el tiempo o evolucionar más rápidamente dadas las influencias simultáneas de tantas personas, cada una con su trayectoria personal. 

El esquema relacional hegemónico o normativo en las sociedades occidentales responde a un modelo teórico de origen patriarcal de monogamia de larga duración en serie en el que se suceden varias relaciones monógamas una tras otra. Sin embargo, a menudo el modelo que se da en la realidad es el de monogamia en serie aparente, pues es muy común la no-monogamia clandestina que conlleva un elemento de engaño: la infidelidad.

La existencia de otros modelos relacionales éticos no monógamos (sin engaño) es muy poco conocida porque todavía ninguno de los enfoques alternativos se ha visibilizado socialmente. Sin embargo, en círculos aún no muy amplios, así como en la práctica individual de algunas personas y colectivos, sí encontramos planteamientos y experiencias que están sirviendo de referentes para la ampliación del universo de posibilidades a las que acogerse. A continuación se resumen y enlazan algunas de ellas:

Toda visión crítica de las relaciones obligadamente empieza por confrontar la opresión patriarcal articulada a partir de los roles de género que hemos heredado de generaciones anteriores y exige superar muchos de los rasgos que éstas imprimen en nosotrxs. Requiere, por ejemplo, ejercitar activamente una resistencia al papel posesivo de las personas socializadas como hombres sobre las mujeres y a la competitividad de éstos entre sí. Pone en duda también el estereotipo impreso fuertemente en la mayoría de las mujeres con el convencimiento de que están incompletas sin su "otra mitad" masculina. Puede argumentarse que estas programaciones sociales afectan negativamente a todas las personas y no sólo a las mujeres, pero esa visión es resultado de la normalización de un sistema de creencias que ha esculpido durante miles de años una tiranía de género explícita en muchos aspectos y sutil en muchos otros.

La opresión de un sistema patriarcal hace que la peor parte de un esquema en el que el amor supone dependencia y subordinación se lo lleve el colectivo oprimido. Los ejemplos de esto son tan abundantes que es difícil no percibirlos en el control sexual y reproductivo de las mujeres que ejercen la mayoría de las sociedades en mayor o menor medida.

Es un elemento transversal importantísimo, pues la crítica del sistema mediante el que nos vinculamos emocionalmente se puede extender más allá del ámbito de las relaciones sexo-afectivas. Se puede considerar una apuesta política en la que no sólo se reivindica la consideración de la monogamia hetero-normativa como una opción más y no como un elemento hegemónico, sino que se propone una revisión profunda de la moral y las costumbres, de los referentes éticos, del hetero-patriarcado capitalista y todas sus consecuencias.

Se critica un modelo social basado en la competición y la posesión, que determina el comportamiento desde las relaciones personales hasta el planteamiento económico, laboral, vital... Que convierte el sano deseo de felicidad y crecimiento personal en una suerte de egoísmo del núcleo familiar que compite encarnizadamente bajo la visión aquiescente de la moral. El esquema se podría resumir en: "Todo vale por sacar adelante a mi familia y el resto que se busquen la vida". 
El enfoque político propone, en definitiva La revolución desde los afectos: "Occupy Love".

Algunas personas son conscientes de que el tipo de relaciones que siempre han construido de manera explícita o implícita, en su realidad, en su deseo o en su propio imaginario, responden a un modelo concreto. En esos casos hay quien considera este modelo, más que una etiqueta para sus relaciones o una forma de mostrar su disposición a un tipo de vínculo y otro, una parte de su identidad personal y apoyan un relato que acerca las formas de relacionarse afectivamente a lo que se conoce como orientaciones sexuales (heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad, aunque sea ésta una clasificación convencional que no apoyamos necesariamente, véase el enfoque anterior de "Amores Queer").

Se ha citado que este encuadre identitario puede promover una mayor comprensión y una visibilización más rápida y eficaz de los modelos relacionales alternativos en la opinión pública y en los ámbitos políticos y legales dominantes que ya defienden en muchos países el respeto a la diversidad sexual. No obstante, existe una clara controversia respecto a la validez sociológica de este enfoque ya que, convertido en una moda o tendencia, una deriva habitual en nuestras sociedades de capitalismo mediático, puede resultar distorsionante y alienante. En este sentido, es un peligro del que debemos ser muy conscientes. 

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